jueves, 9 de diciembre de 2010

No al cementerio de autos

En Villa Lugano existe un Cementerio de Autos que contamina a los vecinos del barrio desde hace quince años. Diosnel Pérez, Presidente de la Junta Vecinal de la Villa 20 y militante del Frente Popular Darío Santillán (FPDS), nos explica cómo se formó aquel basural de rezagos de automóviles y cuáles son los perjuicios para la salud de los habitantes de la zona: “El cementerio de autos se formó en 1996 con coches secuestrados por la policía. Hace quince años había más o menos 50 mil autos, ahora habrá unos 10 mil. El tema es que quedó contaminada la tierra…”.
- ¿Qué tipo de contaminación provoca el Cementerio de Autos?
- Mirá, los primeros tiempos no estábamos enterados, pero después supimos que traía cualquier cantidad de problemas de salud. El material de los autos, a medida que se degrada, va contaminando el aire, la tierra y después las napas subterráneas. Los chicos son los más vulnerables, porque por ejemplo el plomo en sangre los enferma. Desde hace un año todo se está complicando aún más porque se mueren criaturas. Nacen prematuramente y, como no tienen bien desarrollado el pulmón y el corazoncito, a la hora se mueren. En otros casos no encuentran la causa de la muerte: sólo paro respiratorio. Los padres le preguntan al médico y no saben qué contestarle. Mi propio hijo adolescente está enfermo y, si bien la vengo peleando hace años, ahora me dije: “hasta acá llegué”.
- ¿Qué están haciendo al respecto los vecinos?
- Nosotros estamos luchando y trabajando con la gente del CESAC (Centro de Salud y Acción Comunitaria). También hablamos con algunos legisladores que nos dieron una mano, pero si bien se sacó una Ley de Emergencia Sanitaria para la villa, tampoco se pudo hacer nada. El problema es que el Gobierno de la Ciudad no pone los recursos económicos y humanos necesarios. Lo único que hace es mandar el informe a la gente del CESAC de acá, que esta haciendo lo imposible pero no da abasto. Si Macri no manda recursos no hay forma de que solucionemos nada. Para que te des una idea, el año pasado luchamos contra el dengue, porque el Cementerio de Autos además es un matorral que es un fenomenal nido de mosquitos y ratas. Y por eso elevamos una nota con la gente del CESAC pidiendo tules y repelentes. ¿Cuál fue la respuesta del gobierno? Mandaron dos frascos de repelente para 42 mil habitantes, una tremenda burla para todos nosotros. Otra burla para mí fue que la Comisaría 52 y la empresa Jumbo me pusieran una causa contravencional “por contaminación del medio ambiente” por haber quemado gomas en una protesta.
- ¿Qué puede hacer la gente que quiera dar una mano y no sea del barrio?
- La lucha tiene que salir de acá, pero si se pudiera acompañar desde afuera sería muy lindo para nosotros. Porque muchos no saben que mientras el gobierno arregla plazas en Recoleta y Palermo acá nos estamos muriendo. Y si al Estado no le interesa la salud de la gente, menos le interesa la de los que vivimos en una villa. El Cementerio de Autos es un negocio muy grande para gente poderosa, pero ya no le tengo miedo a las amenazas y apretadas que sufrí. Si después de quince años de lucha tuve que internar a mi hijo, te aseguro que cambié mi impotencia por bronca. Porque no puede ser que un auto abandonado se valore mas que una vida humana. Si no se saca el Cementerio de Autos, estoy pensando en una huelga de hambre. Porque si el gobierno quiere una muerte, no le voy a dar la vida de mi hijo. Nosotros seguimos con la dignidad de no desearle la muerte a nadie, pero queremos que ellos recuerden que se están muriendo chicos acá por un Cementerio de Autos.

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