viernes, 14 de enero de 2011

ZONA DE DESASTRE

"Buenos Aires es inundable y no hay obras que puedan cambiarla”

En el libro de próxima aparición, “Buenos Aires, Ciudad Inundable”, el profesor de la UBA y la Universidad de Belgrano Antonio Elio Brailovsky, explica con lujo de detalles por qué pese a las obras de infraestructura, el agua seguirá desbordando en Buenos Aires una y otra vez.

Por Clarisa Ercolano

“Hay que sincerarse, qué tal si en lugar de sacar un bote cada vez que llueve en la avenida Santa Fe, hacemos un puente, porque esa zona se va a seguir inundando”. Cargado de realismo, el profesor Antonio Elio Brailovsky introduce el tema central del libro que editará junto a Le Monde Diplomatique “Buenos Aires, Ciudad Inundable”, que es justamente, por qué la capital argentina está casi condenada a un destino de agua y humedad.



Para Brailovsky hay una certeza, la Capital puede, mediante obras, menguar el impacto de las inundaciones, pero nunca deshacerse de el. La explicación es sencilla según sus palabras: “La historia de la ciudad es la historia de su descenso, se satura la zona alta y se lotean las zonas bajas. El río Reconquista desborda hace siglos pero recién desde 1950 fue un problema, o sea desde que se empezó a poblar la zona inundable”.

La mayor parte de la publicación se basa en que no hay desastres naturales y que, el ancho de los desagües está definido por el presupuesto y no por las urgencias y las necesidades. “Las obras pueden atenuar pero ninguna brindará una solución definitiva, desde 1930 se le vendió a la gente que el Maldonado al taparse no era un problema, cada vez que desborda se hace una obra complementaria y la gente quiere creer y sigue viviendo ahí porque en verdad hay un tironeo de negocios inmobiliarios en zonas que no debería ni ponerse un ladrillo y una vez que la víctima está adentro, se negocian las obras”, dijo el profesor.

Como referencia de este mecanismo, sirve una estadística; la zona inundable de la cuenca del Maldonado tiene una densidad de población que duplica al resto de las zonas porteñas. “Hay que ser sinceros, cambiar los códigos de edificación y las zonas donde se construye. Definir un área como inundable equivale a hacer bajar en valor la propiedad inmueble. En una sociedad en la que el valor de las propiedades es un bien más protegido que la vida, son muchos los inundados que no quieren este tipo de medidas y viven pendientes de la próxima (y tal vez inútil) obra mágica”, plantea el autor.

¿Qué hacer entonces ante la amenaza que pende del cielo? Cambiar los Códigos de Edificación y de Planeamiento Urbano para adaptarlos a esa realidad, parece ser el puntapié inicial. “La primera y más urgente medida es definir con claridad las zonas con riesgo de inundación y comenzar a actuar en ellas. Hoy el Maldonado inunda más que si no estuviera entubado. Y, por supuesto, inunda a más gente porque la falsa sensación de seguridad que dan estas obras, atrae más y más pobladores ingenuos que creen que la existencia de una ciudad hace desaparecer mágicamente los mecanismos de la naturaleza”.


Asumamos el compromiso con el cuidado del MEDIO AMBIENTE.

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