lunes, 29 de agosto de 2016

COMO ECHAR NAFTA AL FUEGO


Hace días, S.O.S. Caballito invitó a reflexionar sobre varios temas relacionados con la promoción de un emprendimiento inmobiliario que incluiría locales comerciales y edificios en altura a construirse en el predio donde funcionaba el Colegio Santa Rosa. En esta ocasión, nos referiremos al segundo de los asuntos que propusimos:

 

La ciudad y el barrio ¿aceptarán que se sigan construyendo grandes edificios para comercio y vivienda en una de sus zonas donde la densificación edilicia ya ha superado límites admisibles en cuanto a cantidad de habitantes, colapso del tránsito, de servicios esenciales y agrupamiento comercial?

 

Caballito es uno de las barrios más poblados de Buenos Aires, con cerca de 180.000 habitantes tiene una densidad de casi el doble que la de la ciudad, más de 25.000 habitantes por km2. También es uno de los que recibieron mayor cantidad de obras nuevas en los últimos años y lo sigue haciendo. En el mismo período, con una demanda que supera la oferta, soportó y soporta constantes cortes en la provisión de agua y electricidad. ¿Cuál es el sentido de seguir agregando personas, edificios, comercios, en uno de los lugares más complicados del barrio?

 

El predio del ex colegio Santa Rosa (que tiene frente sobre la calle Rosario Nº 638, y ocupa toda la cuadra del pasaje San Irineo hasta llegar a Guayaquil), prácticamente, está en el eje de la manzana cortada en dos por el mencionado pasaje. Si lo tomamos como el centro de un círculo de unos 50m de radio nos encontramos con uno de los ejemplos de mayor densidad de torres de viviendas en la ciudad. Y nos permitimos abundar en detalles: Riglos 150, 15 pisos; Rosario 556, 18 pisos; Rosario …, 24 pisos (el enorme edifico Nicolás Repetto, donde funciona el “shopping”); Rosario 670, 19 pisos; San Irineo 123, 19 pisos; San Irineo 147,12 pisos; San José de Calazans 108, 19 pisos, San José de Calazans 114, 19 pisos y San José de Calazans 147, 14 pisos. Y su entorno no es precisamente una suma de espacios abiertos y con algún resabio de verdes sino que, en su mayoría, se trata de edificaciones con de alrededor de 8 pisos de altura y locales comerciales. ¿Tiene sentido agregar a tanto exceso una tira de viviendas de nueve pisos de altura y una cuadra de largo?

 

El tránsito vehicular por Caballito, en cualquier sentido, está pleno de obstáculos que se multiplican durante las horas pico. El transporte público se completa al máximo cuando atraviesa el barrio. La calle Rosario, continuación de Av. Rivadavia hacia el centro, “vive” en situación de casi colapso en toda su extensión. A metros del ex Santa Rosa, casi enfrentándolo, el acceso de cargas a un centro comercial completa el tumulto. ¿Cuál es el sentido de seguir agregando movimiento vehicular precisamente en esa zona?

 

La actividad comercial tiene su epicentro sobre Av. Rivadavia, y a una cuadra del ex colegio Santa Rosa está la entrada al mayor “shopping” del barrio; la calle Rosario agrega sus locales, en general destinados a las compras cotidianas, casi sin solución de continuidad. ¿Habrá más?

 

Definitivamente, no se puede aceptar que se sigan construyendo grandes edificios para comercio y viviendas en este lugar. Algún criterio urbanístico no mercantilista debería primar.


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